the HARE and the TORTOISE (La liebre y la tortuga)
Once upon a time, there was a competitive hare who lived in the forest. He spent the days challenging other animals to race him. But he didn't like to lose at all and only raced animals he knew he could win.
In this way he beat a dormouse that was still dozing after hibernating, also a chameleon and a stick insect that was hanging around. And one day he wanted to compete against the tortoise. She accepted despite the inequality. The tortoise made one condition: She would choose the route.
The next morning they were ready for the duel. The mouse announced the start: "Ready, set...go!"
He dashed through the grove. He crossed the swamp in a flash. He leapt across the river... while the tortoise had only gone a few meters.
The hare was already very close to the finish line. All that remained was to cross that... that... that carrot patch. That's it!
When the clever tortoise traced the route, she made sure she went through that field. She knew the hare loved that delicacy and would be unable to resist it.
The hare stopped and started eating all the carrots while the tortoise slowly but surely kept moving forward.
After eating so much, the hare got sleepy and decided to take a nap. He was confident that it would be a long time before the tortoise would get there. But he was wrong.
Step by step the tortoise crossed the grove, the swamp, the river and passed in front of the hare who was asleep.
When the hare opened his eyes, a bitter awakening awaited him. The little tortoise crossed the finish line and the animals of the forest had a party to celebrate the victory over the arrogant hare.
Había una vez, una competitiva liebre que vivía en el bosque. Se pasaba el día retando a otros animales a que echasen una carrera con él. Pero no le gustaba nada perder y sólo corría con animales a los que sabía que podía ganar.
De esta manera venció a un lirón que todavía estaba adormilado tras haber hibernado, también a un camaleón y a un insecto palo que andaba por allí. Y un día quiso competir contra la tortuga. Ella aceptó aunque sabía que estaba en desventaja. La tortuga puso una condición: Ella elegiría la ruta.
A la mañana siguiente estaban listos para el duelo. El ratón anunció el comienzo: "Preparados, listos...¡ya!"
En cuanto la bandera bajó el conejo salió corriendo como un rayo. Atravesó la arboleda.
cruzó rapidísimo el pantano. Saltó el río de un salto... mientras la tortuga sólo había recorrido unos pocos metros.
El conejo estaba ya muy cerca de la meta. Solo faltaba atravesar aquel... aquel... aquel sembrado de zanahorias. ¡Eso es!
Cuando la inteligente tortuga trazó la ruta se aseguró de que pasara por ese campo. Sabía que el conejo adoraba ese manjar y sería incapaz de resistirse a ello.
El conejo se detuvo y empezó a comer todas las zanahorias mientras la tortuga seguía avanzando lenta pero segura.
Después de comer tantísimo, al conejo le dió sueño y decidió echarse una siesta. Él confiaba que faltaba mucho para que la tortuga llegara hasta allí. Pero se equivocó.
Paso a paso la tortuga cruzó la arboleda, el pantano, el río y pasó por delante del conejo que estaba dormido.
Cuando abrió los ojos al conejo le esperó un amargo despertar. La tortuguita atravesó la meta y ella y los animales del bosque hicieron una fiesta para celebrar la victoria sobre el arrogante conejo.
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